¿Te atreves a buscar a Juliette?
Juliette
¡Hola mortales! Hace mucho que no os visito, los últimos tiempos he estado muy ocupada con mis compañeros y compañeras del inframundo, el sexo sin tabús, ni barreras por estos lares es espectacular ¡Deberíais probarlo!
Pero en el verano esto está muy aburrido, las mismas caras, los mismos cuerpos, reconozco quién se está acercando solo por el olor que emana. Seguimos retozando sin parar, y no es que no me guste sudar, y más si es para dar placer a mi templo. Pero a pesar de que mi ansia sexual se ha elevado notablemente, con la venida de la estación más tórrida (de hecho mi entrepierna lleva todo el verano a remojo, un constante fluir de humedades uuummm) pero ya no encuentro nuevos incentivos que me satisfagan.
Hasta una diablesa de pro se puede aburrir en la casa de Lucifer.
Así que me he hecho la maleta y he puesto rumbo a la superficie, tengo hambre de vosotros, mis queridos mortales.
He decidido volver a Ibiza, la isla bonita es un lugar dónde mi cuerpo y yo hemos disfrutado siempre de lo lindo, no tengo más que buenos y mojados recuerdos de ella.
Pero esta vez voy de incognito, nada de viejos conocidos, necesito nuevos y apetitosos retos.
Me alojaré de nuevo en un bungaló, a pie de cala, cómo acostumbro a hacer cada vez que asomo por aquí.
La misma tarde que llegue, pude saciar mi voraz apetito con el impresionante miembro erecto de mi nuevo casero, según me mostraba mi nuevo alojamiento, no perdí ni un minuto, y me abalance sobre él, y en unos segundos me encontraba de rodillas saboreando ese delicioso manjar, la excitación del momento me embrutecía, por mis venas emanaba fuego infernal, y mis poros exudaban exhaustos. Mi lengua comenzó a jugar con su glande, y mientras me lo metía hambrienta en la boca, apretaba la lengua contra su frenillo sin parar de succionar arriba y abajo. Notaba el jadeo incontrolado de mi nuevo amigo, y eso me excitaba todavía más.
Durante instantes le regalaba pequeños momentos de garganta profunda, y mi agradecido compañero me agarraba por la melena como si quisiera retenerme.
Era increíble como un ser tan enjuto podía esconder ese armamento entre las piernas.
Notaba como su sangre recorría su cuerpo a borbotones, e intuía su inmediata explosión. Intente mantenerle así un rato más, porque estaba disfrutando mucho saboreando su miembro a lametazos, mis labios, así como mi lengua lo recorría sin piedad, tocando cada fibra en toda su longitud. Pero mi pequeño pupilo no pudo contenerse más, y el semen comenzó a salir hasta dar con mi boca, mi lengua lo lamió todo hasta dejarlo reluciente.
Sin dilación, y todavía relamiéndome, me puse en pie, y con un gesto de la mano, anime al casero a que se marchase y me dejase tranquila. Él permanecía sin moverse atónito, al lado de la puerta de salida de mi bungaló, y tuve que volver a animarle a irse para que se pusiera en marcha. Se subió el bañador, y con un tímido hasta luego, procedió a desaparecer por la puerta.
No había estado mal el aperitivo, pero no era a lo que había venido a hacer.
Cojí papel y boli, y sentada junto a una ventana que daba a unas preciosas vistas al mar, me quedé pensativa, reflexionando sobre qué nuevo juego quería iniciar.
No se me ocurría nada, así que encendí la televisión, a la espera de que las musas se animaran a visitarme. Aparece la típica película vespertina de vaqueros, me va entrando el sopor, y me quedó adormecida sobre el sofá.
De repente oigo un ruido y me sobresalto, sin saber aún dónde estoy, veo de reojo que en la tele sigue la misma película, dónde en ese instante un sheriff bigotudo procede a encerrar a un supuesto forajido en un calabozo.
Todavía medio dormida, me quedo absorta con la mirada fija en un cartel que aparece pegado en la pared, al lado del calabozo dónde permanece el forajido cabizbajo. Es un cartel de esos de busca y captura, se ofrecía recompensa por el fugitivo. Reward $ 1.000.000
Me quedo pensativa, se me había ocurrido un nuevo juego, un poco rebuscado…pero muy morboso.
Decidido ¡Me voy a poner en busca y captura!
Colgaré carteles sugerentes, y aquél que me encuentre podrá disfrutar de mi ardiente cuerpo durante un día entero. Tenía que pensar bien cómo hacerlo.
Quién quiera buscarme deberá vestirse de sheriff del pueblo e ir armado con juguetes varios, dildos, vibradores…y torturarme hasta que confiese todos mis delitos. Yo esperaré ligera de ropa, y rendida a mi fatal destino.
Había pensado que lo mejor sería colgar los carteles en el mismo complejo que me alojaba, ya que se solían hacer muchas despedidas de soltero.
Listo, ya he hablado con mi satisfecho casero y me ha dado la información que necesitaba.
Hoy mismo había una despedida de treintañeros, estaban allí alojados y ya les había echado el ojo. Eran de un equipo de fútbol local, y lucían unos cuerpos musculosos y bronceados. Cualquiera de ellos sería un buen ganador para mi jueguito.
Me puse en marcha. Me hice unas fotos con lencería, una pose sugerente e hice con ella unos carteles de busca y captura. Grabe todo en un pen-drive, y me dirigí a una tienda de fotocopias de la zona. El joven que me atendió me miraba atónito al ver lo que quería imprimir. Porque tenía prisa y estaba ansiosa por comenzar, que si no lo hubiese cabalgado encima de cualquiera de esas máquinas que no paraban de funcionar. El chico parece que leyó mi pensamiento, porque se sonrojó según me daba las vueltas.
De vuelta ya, procedí a colocar los carteles por toda la sala Dreams, dónde estarían mis chicos de la despedida, e instrucciones de cómo proceder para encontrar el maná.
Ya solo me quedaba esperar…
Me dispuse a ponerme de nuevo la lencería, me eché un perfume de almizcle con aroma floral, muy sensual, y me relaje sobra la cama. Iba a ser muy duro esperar sin dar rienda suelta a mi instinto onanista, pero estaba segura de que merecería la pena.
Me quedaban aproximadamente dos largas horas por delante, cerré los ojos y descansé mientras me dejaba llevar por la música chill out que se colaba por la ventana del cuarto. Los vapores de una vela aromática de jazmín impregnaban la estancia.
Mi excitación iba in crescendo, me moría de ganas por ver al ganador que llegase a mi habitación.
¡No sé quién serás, pero te aseguro que tendrás una experiencia inolvidable!
Me relaje, ya toda húmeda ¡en breve me estaría cabalgando un vaquero!