Una playa solitaria
Musa Desnuda
Autor: Musa Desnuda
Con el sonido de las olas,
como única compañía,
y una brisa fresca
que levantaba mis pezones.
Nuestros cuerpos se camuflaban con la arena
en esta playa que desborda tentaciones.
La arena tan sola
nos invitó a desnudarnos,
llenarnos de ella
y revolcarnos.
El silencio nos invitaba a gemir,
y el cielo nos pedía que pecásemos.
Con cuidado, te pusiste sobre mí,
y encajaste tu miembro en tu paraíso.
yo te oí decir
que irías suave,
y al final, me dejarías contra el piso.
Solo unos minutos después,
ese paraíso ya chorreaba.
Creó su propia playa:
De espuma blanca y salada.
Fueron esos dos cuerpos desnudos
los que en aquella playa desierta
se sintieron uno,
entre ellos y con la arena.
Se quedaron allí
boca arriba por un rato,
hasta que sus respiración
se hubo tranquilizado.