Y por otro lado, por el lado de atrás
Moonlight
Hemos dicho que hablamos sin tabúes ¿verdad? Pues sin tabúes.
Como chica curiosa e investigadora que soy, me gusta probar de todo. En comidas, en ciudades o pueblos, actividades… y por supuesto en el sexo también. Y más si se trata de algo gustoso, que al fin y al cabo el sexo es para disfrutarlo. Y de todo el abanico de actividades sexuales que puedes probar, hay una en concreto que aunque sea más habitual de lo que pensamos, sigue siendo quizá de las más tabús, a no ser que hablemos con insultos. Sí, sí, es esa que pensáis. La segunda opción. Y sí, lo confieso, me han dado por el culo.
Hay varios momentos en los que viene bien. Cuando estás con la regla, por ejemplo… aunque también es cierto que cuando lo he pedido, o para poder hacerlo, tengo que estar hipercachondísima, y esto ha sucedido muy pocas veces. Pero si no es así, no hay forma. O la hay, pero muy dolorosa, y la cuestión es disfrutar.
Ahora… cuando he estado hipercachondísima hasta he suplicado para que me den por el orto. Y reconozco que he disfrutado muchísimo con esa sutil mezcla entre placer y dolor, que si se sabe hacer bien, preparando antes el ano con un dedo, después con el resto, poco a poco, y usando un buen lubricante, es una práctica que puede hacerte disfrutar hasta grados insospechados. Incluso la preparación te hace disfrutar muchísimo, me atrevo a decir que más que la penetración en sí, al menos a quien recibe. Es un placer diferente… no sé explicarlo, hay que probarlo. Es como… más salvaje.
Eso sí. Al día siguiente me he acordado hasta de su madre y de toda su familia. En el momento genial, pero al día siguiente o incluso después de un rato, irritación, y unos retortijones horribles, que ni una gastroenteritis. Si esto me ha pasado como norma general, no quiero imaginarme las parejas gays, que no tienen las mismas opciones que las hembras. Yo por lo menos, no quiero ni imaginarme que cada vez que quiera hacer el amor con mi pareja acabe así… por eso me entra la curiosidad y pregunto…
Chicos y chicas que habéis probado esta práctica, dejémonos de tabúes y conversemos. ¿Esto es normal? ¿o me pasa solo a mí? ¿hay algún truco al hacerlo para que al día siguiente puedas vivir sin tener que estar siempre cerca de un retrete por si acaso? Supongo que la entrada de aire al hacerlo tendrá mucho que ver… ¿pero como evitarlo?
Espero conseguir comentarios y opiniones varias en este artículo, y así sacar una conclusión, ya que es un fastidio que esto me pase. Me quita las ganas de practicarlo. Ya sabéis que si queréis, podéis comentar y contar vuestra experiencia de forma anónima.
Quizá lo mejor para evitarlo sea precisamente acostumbrarse a la practica… no diría que no. En el caso de que saque esa conclusión de este artículo, me pondré a ello 😉