Masturbarse no es pecado
Hieros Gamos
-¡No te toques pecadorrrrrr, no te toques pagano impío o la ira de Dios caerá sobre tu corrupta alma! ¡No sucumbas al pecado de Onan!
-Pero es que masturbarse no es pecado
-¡¿Cómo no va a ser pecado? si lo dicen las sagradas escrituras, pues Dios condenó a Onan por derramar su simiente en tierra!
-Bueno, igual tocarse es pecado por el artículo treinta y tres pero no por lo que diga la Biblia sobre ese tal Onan. Dios no castigó al muchacho por darle a la zambomba, la historia es bastante más compleja:
Onan era un paisano del que se habla en el Génesis, hijo de Judá tenía un hermano mayor llamado Er que a su vez estaba casado con Tamar.
Un fatídico día el bueno de Er murió dejando a Tamar viuda y descompuesta ya que no tenían hijos. Según la ley judía, una mujer viuda y sin hijos varones era poco más o menos que nada. No tenía derecho a tener propiedades, ni tan siquiera su vivienda. Pero tranquilos que los legisladores de la época ya habían caído en la cuenta de que era un poco injusto que una mujer quedara en la miséria por el ya de por si incómodo acto de enviudar, así que idearon la ley del levirato que permitía (y obligaba) a la mujer casarse con un hermano del defenestrado marido y así no quedar en la indigencia. Es decir, que si tu marido se muere por lo que sea, aparte de estar jodida por la pérdida de esa persona además te tenías que casar con tu cuñado, el pesado, el que se emborracha en todas las cenas familiares y sólo habla de fútbol. Me puedo imaginar a los legisladores dándose palmaditas en la espalda alabando la buena gestión que habían hecho mientras se dirigían a inaugurar una rotonda.
Er murió, Tamar lloró sin consuelo y entonces Dios misericordioso dijo “no te preocupes Tamar, que en mi omnipotencia e infinita bondad y amor voy a resucitar a tu marido”… vale no, en realidad lo que le dijo a Onan fue que cubriera a su cuñada y que la dejara embarazada para que Er tuviese descendencia. Onan solícito se puso manos a la obra con la caidita de Judea haciéndole el trote cochinero a la cuñada, pero había un problema, los hijos engendrados en este nuevo matrimonio serían considerados no hijos del cuñado si no del hermano fallecido, con todos los efectos legales que ello conlleva, así que en el último momento, a punto estando de correrse dentro pensó “coño, si la dejo preñada el niñomierda este será hijo de mi hermano (que ya es rebuscado) y arramplará con su parte de la herencia” Así que en el último momento le sacó el pizarrín y derramó su simiente en tierra.
Y así andaba Onan, cada noche se la arrimaba a Tamar pero reculando en el último momento. Claro, Dios al final se rebotó y le dijo a Onan “Onan, pedazo de cabrón, te voy a dar hostias con las dos manos hasta que sean impares” y lo mató.
La conclusión de este relato con toda claridad no es que Dios se enfadase porque Onan derramaba su semilla en tierra, sino que Onan era un bastardo que se quería quedar con toda la herencia del hermano acosta de lo que sea. El texto no reprocha la masturbación ni directa ni indirectamente, más bien condena la codicia y el buitreo, aparte de que si el problema es derramar el semen, es de suponer entonces que las mujeres se pueden toquetear lo que quieran sin temor a represalias divinas.
Así pues hermanos, os podéis seguir estrujando la sardinilla que seguro que a Dios no le parecerá mal. De lo contrario, sospecho que nos veremos todos en el infierno.