Cuerpos fundidos 2
Dos de Corazones
En capítulos anteriores…
Los días son una sucesión de hechos más o menos importantes: mi trabajo, amigos y familia me estimulan de una forma que podría catalogar como normal, nada fuera de límites. Pese a que, de puertas hacia afuera, puede parecer que mi vida es gozosa, me siento un tanto cabizbajo, me falta la chispa vital, necesito más, algo me dice que esto no es todo el jugo que se le puede sacar a la existencia. Desde aquella experiencia de la orgía parece que mis encuentros y vida son un poco descafeinados.
Hace ya dos meses de eso, no he decidido ir de nuevo. Aquello fue una experiencia magnífica, las personas con las que me encontré, excepcionales; no sé si disfrutaría tanto de otro encuentro con gente nueva. Los miedos que una vez vencí aparecen de nuevo, estoy turbado.
Aunque en el plano sexual no puedo quejarme y tengo amigas con las que disfruto de momentos extraordinarios, la idea de compartirme entre muchos siempre está presente, pero soy muy cobarde como para proponérselo a mis compañeras, esa es la verdad.
No sé por qué hoy estoy pensando en esto, acabo de salir del trabajo, es viernes, y solemos quedar todo el equipo al terminar la jornada para tomar unas cañas, “merecidas las tenemos”, esa es la consigna. Se ha hecho tarde, son casi las dos de la mañana y he decidido destacarme, el alcohol estaba muy presente y no quería liarme demasiado, mañana tengo entrenamiento y necesito descansar.
Toda esta disertación ocupa mis pensamientos mientras esquivo charcos, camino sin prisa, disfrutando del ambiente fresco después del calorazo del bar. Me cruzo con poca gente, mi zona no es muy concurrida así que paseo tranquilo, en mi mundo.
A lo lejos veo dos personas que vienen en mi dirección, una pareja a juzgar por como se agarran y mueven, las formas a contra luz de un escaparate me parecen esculturales, bonitas en proporción.
-¿Qué le vas a hacer?, eres un artista, te fijas en esas cosas- me digo mientras analizo sus figuras. Para sorpresa y casi infarto caigo en la cuenta de que estos dos personajes son morado y verde, mis compañeros de orgía, personas con las que me compartí totalmente meses atrás. No sé que hacer, pienso en cambiar de acera, tengo una mezcla de ilusión y vergüenza, aunque en un segundo una voz dentro de mi se impone y me dice -Idiota, ¿vergüenza de qué?, no seas imbécil y saluda.
Convencido por mi yo más racional decido encarar la situación, y cuando llegan a mi altura, un tanto titubeante comento con voz suave – ¿Morado?, ¿Verde?- La charla que se traían para en seco, primero me miran con asombro y después su expresión se suaviza y aparecen unas sonrisas perfectas y sinceras. Verde toma la iniciativa:
-Blanco, vaya, que sorpresa, An… Morado y yo hemos finiquitado la fiesta y vamos a casa. ¡Qué guay, qué ilusión encontrarte!- Morado, que está a su lado sosteniéndola por la cintura, rompe aún más el hielo y me saluda con un abrazo y dos besos, -Tío, te veo estupendo, ¿qué tal te va?
Yo, abrumado por la buena acogida, me encuentro como en shock, respondo como puedo que todo me va bien y que no he vuelto donde Hieros desde aquella vez. Creo que notan mi turbación por que en seguida Verde toma mi mano y Morado pasa un brazo por mis hombros.
-Oye, no es muy tarde, ¿nos tomamos una en ese bar y charlamos un poco?- Sus ojos me miran directamente preguntándome y, sin apartarlos, se dirige a Verde – ¿Qué dices, Verde, te apetece?
Ella asiente y aprieta mi mano. -Vamos, será divertido ponernos al día.- Y arrastrado como por una ola me veo tomando un gintonic en un bar acogedor rodeado por estos personajes con los que tanto compartí.
La conversación es animada, me confirman que son pareja, pero una nada convencional, se conocen desde siempre y salen juntos desde críos, en el plano sexual se disfrutan y respetan, se comparten con otras gentes y a veces en conjunto deciden participar en alguna orgía. Según ellos, esta fórmula les permite ser y quererse. Yo sólo escucho e intervengo con monosílabos, no puedo creer que me este pasando esto, esto es… ¿cómo diría?, demasiado bueno para ser verdad.
En un momento me doy cuenta de que se han quedado callados y me miran como expectantes, yo con mis cábalas me he perdido la conversación así que me disculpo y pregunto: -¿Qué?
Ellos se miran divertidos, Morado pone su mano en mi rodilla y me dice, -Verás, Blanco, lo que vivimos fue realmente mágico, Verde y yo nos preguntamos si te apetece venir a casa y tomar una copa de vino.
Verde por su parte se acerca a mi oído y me susurra -No te preocupes, estamos en confianza, anímate.
Yo asiento con la cabeza y dándome un beso en la mejilla Verde se levanta al baño y Morado se dirige a la barra para pagar y, unos segundos después, me invita a salir a la calle para fumar mientras esperamos a Verde. No hablamos, él fuma tranquilo mientras sonríe, yo estoy en silencio sin saber que decir. Verde aparece con un -¿Vamos?- y así, tomados por el brazo nos dirigimos a su casa.
Es un segundo piso, en el ascensor Verde y Morado hablan, yo estoy perplejo pero les sigo, el magnetismo que provocan es tal que sólo puedo y quiero dejarme llevar. Entramos en su casa, Morado sirve las copas de vino, Verde ambienta las luces y pone música de fondo. Es un salón amplísimo, sofás de piel, una alfombra enorme y blanca en el centro de la estancia, me invitan a sentarme y comenzamos a charlar los tres sentados, yo en medio de los dos.
Morado está sin zapatos y verde luce aún sus tacones negros, al igual que su vestido de falda muy corta. Estamos tan próximos que nuestros cuerpos se tocan, reímos, no se muy bien por qué pero reímos con fuerza, Verde pone su mano en mi pierna y Morado toma mi barbilla y girándome la cara me besa, su barba corta roza un poco, pero acepto el beso, largo y lento.
Verde se pone a horcajadas encima de mi y nos besa a ambos, la respiración comienza a acelerarse y el pulso se desboca, mis manos abarcan su culo firme como roca, nos besamos y tocamos. En un momento Morado nos insta a ir a ducharnos; a mi me apetece, la ducha siempre es relajante y además, después de haber estado de fiesta incluso se agradece. Para mi sorpresa y satisfacción ambos se levantan me tienden la mano y con un guiño me dicen, -Vamos los tres.
Su baño es grande, acorde con la casa. Un jacuzzi lo encabeza cual altar, no lo llenan, utilizamos la ducha, pero el espacio nos acogerá a los tres. Comienzo a desabrocharme la camisa pero Morado situado a mi espalda abraza mi cintura y empieza a soltar él los botones. Verde me ofrece la suya para que baje la cremallera a su vestido y éste cae deslizándose por las curvas de su cuerpo, se da la vuelta y me besa mientras mis dedos desabrochan su sujetador.
Verde me retira la camisa mientras Morado le baja las bragas, una vez sin camiseta nos dedicamos a Él. Sabemos que hacer, Verde y yo nos miramos cómplices, yo me ocupo de la camiseta, ella del pantalón. El ambiente esta caldeado y húmedo, nuestros cuerpos y el agua caliente de la ducha lo sustentan.
Morado se quita los calzoncillos mientras su erección asoma, Verde me ayuda ahora con mis pantalones, bajándolos junto con el calzoncillo. Una vez desnudos Morado se mete en la ducha y nos ofrece las manos. Verde y yo nos metemos con Él sintiendo como el agua nos abraza tibia, estamos juntos, nos abrazamos y rozamos, mis manos acarician sus espaldas y bajan para tocar sus sexos, duro el de Él y húmedo el de Ella, no puedo más que flipar por lo que estoy viviendo.
Verde empieza a enjabonarse y Morado me invita a dejarme hacer, sus manos extienden el jabón por mi espalda, brazos y pecho, me abraza y pasa sus dedos por mi polla ahora erecta. Yo, apoyado en la pared miro a Verde de reojo que parece estar lista y se une al juego, sus manos se mezclan entre espuma, nos toca a ambos mientras nos rozamos, el agua parece llevarse mis miedos al igual que arrastra el jabón de nuestros cuerpos.
Verde está animada y se agacha, toma mi polla entre sus manos y la introduce en su boca, suave, sin ninguna pretensión más que disfrutarla, acerca la de Morado y juega con ambas. Yo siento la necesidad de besar y tomo la cabeza de Morado con furia, la acerco y le planto un beso fuerte y apretando, Verde se levanta y nos sigue el juego.
Yo estoy en mi salsa, tomo una de las duchas y miro a Verde pidiéndole permiso, a lo que responde abriendo ligeramente las piernas, Morado la abraza por la espalda y tomando su rostro la besa, yo observo la escena lleno de lujuria y apunto el chorro de agua a su sexo, ella se tensa un poco y disfruta más aún de su unión con Morado. Él masajea sus pechos, los estruja y pellizca, besa su cuello, muerde sus hombros y mientras ella se deja empapar por el éxtasis que tantos estímulos le provoca, su respiración acelerada y el vibrar de su estómago me indica que esta teniendo su primer orgasmo que comparte con Él fundiéndose en un beso con gemido incluido. Unos segundos después, su mano sigilosa apaga la ducha y yo embelesado les abrazo y la beso, apretados y sin movernos dejamos deslizar el agua que sigue cayendo por nuestros cuerpos.
Nos separamos y Verde sale, coge un par de toallas, nos las lanza junto con un beso pícaro que nace de su boca. Ella coge un albornoz corto y se enfunda en él, lo que resalta el contorno de sus piernas que no puedo dejar de mirar, coge la copa de vino y pega un trago invitándonos a salir e ir al salón. Mientras salgo del jacuzzi, Morado me da un txalo en el culo, ríe fuertemente y yo con Él.
En el salón Verde ha desplazado la mesa fuera de la alfombra, ha dispuesto el vino y unos bombones en ella, además de condones esparcidos por el suelo. Las luces templan la estancia, es todo mágico, en tonos dorados, y el peluche blanco que se extiende a nuestros pies nos invita a acomodarnos.
Morado se sienta y termina de secarse, yo hago lo propio y me tumbo de lado en la alfombra. Pienso en preguntar si hacen esto muy a menudo pero recapacito y pienso que es mejor no romper este silencio cómplice que nos traemos, menos aún por una pregunta idiota que no va a ninguna parte.
Morado me acerca su trago y yo bebo, al apurar el trago y bajar la copa Verde me sorprende con un beso y pone un chocolate en mi boca, un sabor dulce que contrasta con el vino y que no puedo esperar a mezclar con su salado, me tumbo entero, la acerco hacia mi, pongo sus piernas entre mi cabeza y de cuclillas empieza a balancearse mientras se quita el albornoz. Toda ella aparece ante mis ojos que desprenden gusto por el sexo, mi lengua lame sus pliegues, apenas los rozan, es su juego y está disfrutándolo. No la toco, le dejo hacer, baja y entonces puedo morder sus carnosidades húmedas, muevo el cuello, la lengua, me deleito con sus zumos salados, néctar de ambrosía.
Morado por su parte ha empezado a tocar mi miembro, lo sacude, juega con él, sus manos y boca lo abarcan todo, sus dedos juegan con mi culo, me tenso un poco al sentir que quiere introducir uno de ellos pero finalmente me relajo y empiezo a redescubrir las sensaciones que experimenté hace meses y me gusta, en esta posición, el tiempo pasa mientras juego con Ella y me dejo hacer por Él.
Los movimientos son cada vez más rápidos ella esta a punto de tener un orgasmo y como Morado no pare yo también así que le detengo tomándole de la cabeza y le atraigo hacia mi. Ahora los dos están encima mio, ella ha girado en una posición del 69 y él la empotra a pocos centímetros de mi cara. Veo como su polla entra y sale de ella, chupo sus labios, su miembro y toco piernas, culos, tetas, todo lo que mis manos pillan, mi miembro esta relajado pero palpitante, y mis ganas se mantienen, me deslizo y salgo de esa posición mientras los gemidos de Verde y Morado llenan la estancia casi al son de la música que se escucha de fondo, les beso y en un ataque de «me da igual todo» me pongo a cuatro patas al lado de verde para que Morado me penetre, así, no me lo pienso, quiero sentir lo que siente ella, y Morado esta deseoso de participar.
Mis nalgas se ven separadas y yo mantengo los ojos cerrados dispuesto a relajarme y empezar a sentir algo que no había sentido nunca. Verde se ha acercado a la mesa y trae un lubricante que noto fresco al recorrer mi culo; un dedo, dos; Verde le pone el condón y en unos pocos minutos siento la presión de morado que hace camino para adentrarse en mi, poco a poco lo consigue y yo lanzo un grito ante esta situación nueva, es curioso como se suceden las cosas en estos momentos que parecen sueño, nada es real y a la vez todo cobra vida.
Morado empieza su cabalgada suavemente y Verde después de conseguidos sus orgasmos se me ofrece en pompa para que la penetre, me ofrece una goma con sonrisa de medio lado, lo abro a trompicones y me lo pongo, estoy que me salgo me tiemblan las manos, lo coloco y no me lo pienso dos veces, introduzco mi polla dura en ella. Somos lo más parecido al afamado trenecito. Al principio los ritmos son distintos pero poco a poco se acompasan, yo siento lo que nunca, un placer doble, veo la espalda de verde perlada de sudor, su cara mirándome mientras se muerde el labio y gime, su pelo cayendo del otro lado tapando un hombro, mis manos agarrando una nalga y apretando en estampida mientras siento las manos de Morado tomándome de los hombros y su miembro haciendo maravillas dentro de mi.
Las sensaciones se suceden, mi éxtasis es superior. De repente siento como el miembro de Morado se hincha dentro de mi y palpitante escupe sus fluidos, segundos después yo hago lo propio en verde, y sólo puedo pensar, “menudo pedazo de orgasmo, joder.”
Tardamos en separarnos, los tres arrodillados como estábamos acabamos por tumbarnos, nos abrazamos y besamos, yo río nerviosamente y ellos me miran divertidos.
-Chicos, esto ha sido la ostia, de verdad, no me lo puedo creer, gracias.
Ellos me abrazan fuerte y Morado coge el vino y sirve un par de copas, brindamos por los buenos momentos.
Una vez recuperados los calores y relajadas las pasiones se me ocurre pensar en algo que me parece curioso y digo -¿Sabéis? Vosotros, el grupo, hacéis que opere algo mágico en mi, me relajo y me dejo ser y sentir, hace dos meses y hoy mismo, ha sido maravilloso y os doy las gracias, pero aún no me he presentado y no sé vuestros nombres así que ¡hola, soy Do…
En ese momento Verde pone su dedo delante de mis labios y dice , -Tranquilo, eres Blanco, eso es suficiente, como nos llamamos puertas afuera no nos representa en este momento. Dejemos esos fantasmas a un lado, aquel día y hoy sólo somos nosotros, colores que se gozan sin miedo, es mejor así.
Yo asiento con la cabeza mientras Morado ríe y me da una palmada en el muslo diciendo, -hora de dormir- y de repente caigo en la cuenta de que apenas restan dos horas para ir al polideportivo, me levanto y voy a por mi ropa pero Morado interviene -Oye Blanco, puedes quedarte, no mordemos, mañana será otro día, vamos a dormir, al despertar desayunamos y nos despedimos, anda, que no te vamos a comer… o sí- y salta una carcajada sonora.
En ese momento dudo pero estoy tan a gusto en su compañía que pienso para mis adentros, -que le den al entrenamiento, habrá más y esto al fin y al cabo sólo se trata de relajarse, permitirme un descanso, compartir un desayuno y despedirme sonriente.
Dejo mis cosas en el suelo y les sigo a la cama, ya asoma el sol y hoy ha sido una noche digna de ser recordada, con eso me basta.