El morbo de la maternidad
Dalila
Te miras al espejo y ahí estás: más tú que nunca, más de ti que nunca. Sí, estás gorda porque estás embarazada. Pero es una de esas gorduras que no importan, porque tienes el pelo precioso, la piel impoluta, un tono envidiable y unas tetas de ensueño. Te miras en el espejo, aunque hace dos meses que no llegas a depilarte la entrepierna y tienes que pedir ayuda hasta para cortarte las uñas de los pies. Joder, tú misma te pones bruta con tu sola presencia. Porque nunca habías sido tan tú como en ese momento. Y llega tu hombre, normalmente ese hombre que te preñó, y se te encienden las hormonas como luces de Navidad. Tienes ganas, tantas ganas. Es demasiada presión en tus partes pudendas, y tu coño se convierte en un depredador. Y necesita comer varias veces al día.
Y te pones al lío. Entonces empieza lo cómico. Cuando estás de más de siete meses, la barriga abulta demasiado como para intentar posturas demasiado creativas. Cuando estás de más de ocho, es difícil hacer que te muevas con cierta fluidez. Pesas mucho más de lo que solías pesar. Abultas infinitamente más. Eres casi un ballenato varado en mitad de la playa de tu cama o tu sofá. Pides ayuda y tu hombre no se cree lo mucho que pesas hasta que intenta moverte. Después de varios intentos, encontráis una postura. Que, no nos engañemos, acaba siendo LA postura durante lo que quede de embarazo, porque es la única en la que puedes moverte con facilidad y no le provocas ardores a base de darle barrigazos. Que ésa es otra: el sexo después de las cuatro de la tarde o tras comidas copiosas está prohibido, a no ser que queráis tener reflujo en pareja.
Pero aun así lo sigues buscando y deseando, porque lo necesitas, porque el cuerpo te lo pide, porque no hay momento en el que sea más fácil meterla que en el embarazo. Por no hablar de los orgasmos infinitos y casi instantáneos. Por no hablar de que te sientes todopoderosa. Tienes un universo dentro entero. Supongo que es normal, entonces, que haya quien tenga predilección por las preñadas.