El experimento
Barbarella
¿Habéis visto esa especie de relojes que se han puesto de moda? Me refiero a esas bandas de monitoreo de actividad, pues me han regalado una. Y entre otras es la causa de que no escriba desde hace un mes. Me he enganchado…
Todo empezó medio en bromas, uno de los habitantes de mi minizoo llevaba una, me gusta mucho andar me pareció útil eso de ver cuántos pasos hacía al día, ponerme un objetivo… y me regaló una. Los primeros días miraba mis horas de sueño, los pasos, la actividad por tramos, super interesante, y llegó mi perdición, “las pulsaciones”.
Una tarde había quedado con el pezque y sin querer activé el medidor de pulsaciones, 57. Un dato bastante bajo para lo que suelo tener, y supuestamente en momentos de excitación eso tenía que subir por lo que le invité a que fuera directo a mis tetas y en contra de mis cálculos mis pulsaciones bajaron a 46. El pezque se empezó a picar, ¿Qué pasa ya no te excito? Y empezó a intensificar sus caricias allá donde más me gusta. Obtuve un tímido 48, empecé a pensar que me estaba convirtiendo en la mujer de hielo y la autoestima del pezque no iba por su mejor camino. Optó cambiar de estrategia y dejar las caricias para otro momento, porque según su teoría me relajaban demasiado. Pasamos a la acción, suave como a mi me gusta, y el pezque miraba de reojo mi banda de actividad, 70. Empezó a emocionarse, y aumentó el ritmo, pero mis pulsaciones bajaron, 68. Empezó a obsesionarse con eso de subirme las pulsaciones y yo cada vez estaba más desconcentrada. Finalmente mis pulsaciones subieron pero haciendo inventario fue uno de los peores polvos de mi vida y ni siquiera llegué a 100.
Polvos aparte mi conclusión fué que el experimento estaba bastante mediatizado, el hecho de que el sujeto supiera que estábamos midiendo las pulsaciones alteraba su comportamiento, y el resultado no era para nada científico.
Al día siguiente quedé con el buenorro, si hay un habitante de mi minizoo que me pone con un solo vistazo es el buenorro, por lo que sin duda mis pulsaciones tenían que dispararse. No le dije nada sobre el experimento, me senté en el borde de la cama y le pedí que se desnudara para mí, con ese estilo de “chulito musculitos” que tanto me gusta. 98, sin duda era un buen comienzo para mis pulsaciones. El buenorro es de esos masculinos que desborda pasión, pero pasión de verdad, porque muchos piensan que eso de empujarte contra la parece y empotrarte bruscamente es pasión. Eso es un aquí te pillo aquí te mato sin miramientos pero no es pasión. No hace falta ser brusco, va más allá de eso, es su forma de besar como si no hubiera mañana, su forma de tocarte como si estuviera moldeando arcilla. Con el buenorro no podía fallar, tenía que batir mi record…
Logré un fantástico 126.
Y así empecé a medirme con cada uno de los habitantes, lo que me ha llevado unas cuántas semanas y aún no he terminado pero comparto mi ranking:
Buenorro 126
Follacino 118
Tas tas 112
Chino 110
Vikingo 100
Pardillo 102
Friki 90
Pezque 87
El pezque quiere que repita el experimento y mejorar su marca, pero tengo que terminar la primera ronda del minizoo antes de dar comienzo con la segunda, lo que me tiene más que entretenida.
Ahora cada vez que veo a alguien con una de estas pulseras de monitorización de actividad no puedo evitar que se me escape una sonrisilla pensando que él también está experimentando.
¿Os animáis a experimentar?