Visita fugaz
Juliette
Mañana es el gran día. Sábado de carnaval, me muero por estrenar mi disfraz de gatita. Esta semana he estado con mis compañeras comprando todos los complementos. He tenido que comprar todo menos el corsé, voy a coger uno de los míos, que últimamente no les doy uso, y están cogiendo polvo en el cajón de la cómoda.
He elegido un corsé corpiño de dominatrix, con varillas semi-rígidas, negro. Es de latex, elástico, se pega al cuerpo como una segunda piel. Muy sexy, y comodísimo. Me pongo esta maravilla y me siento transformada inmediatamente. Lo conjuntaré con una minifalda negra, pegada, ¡de infarto! La única duda que tengo es, si ponerme un tanga de hilo, o bien nada de nada. Me encanta ir sin bragas, me pone muy cachonda esa sensación ¡uuummm! Solo imaginarlo estoy sintiendo el fresquito que me entra por debajo de la falda ¡Decidido! ¡Sin ropa interior!
Coseré una cola de gatita que he comprado a la minifalda, es muy liviana, así que no me incomodará.
En los brazos, unos guantes largos de encaje, negros también, con dedos cortados, ¡para palpar mejor!
Mis piernas irán adornadas con unas medias de red, con liguero, por supuesto, un lacito en los extremos, y costura trasera ¿Qué puede haber más sensual? Me aportaran una dosis extra de seguridad que necesito para lucirme sin reparos, estaré irresistible, ¡rompedora! Y en los pies unos botines, con tacón de aguja y tirante en el tobillo.
Finalmente no podrán faltar mis orejitas de gatita, que complementaré con una peluca lisa con melena corta, color negro azabache, con flequillo ¡Voy a estar perfecta! Mañana quedaremos a las cinco de la tarde en casa de Verónica. Nos vestiremos, nos maquillará y lista para comernos las calles ¡Qué ganas tengo! ¡ No veo el momento!
Pero esto será mañana. Ya he preparado todo y lo he dejado listo en mi habitación, pero para hoy no tengo plan. Estaba pensando ir a casa de mis compañeros de clase, con los que hice el “experimento” con los juguetitos sexuales ¿Os acordáis?
Mi eventual compañero de cama, del que hace mucho que no disfruto, por cierto, no suele salir los viernes, así que me presentaré allí sin avisar. Dicho y hecho, me visto, y me dirijo a su casa, llego en diez minutos.
Ya estoy frente a la puerta.
– Ding, dong – llamo a la puerta, tardan en abrir, insisto
– Ding, dong
Mi amigo abre sudoroso, en calzoncillos, y jadeando.
– Estas haciendo ejercicio – me rio
– Eeeeem estoy con alguien – me contesta dubitativo
Buff ¡Vaya corte! ¡Tenía que haber llamado!
– Ya puedes perdonar, me voy, hablamos para otro día – replico
– No, no, entra, no pasa nada – me anima
– ¿Seguro? – pregunto intrigada mientras oteo el interior por el que veo moverse a alguien.
– Si, pasa, estábamos tomando algo – sonríe
Según entro veo una chica en camiseta sentada en el sofá del salón, es menuda, rubia, con pelo corto, un poco masculina, pero atractiva.
– ¡Hola! – me saluda animada
– ¡Hola, ¿qué tal? – le contesto
¡Qué situación más rara! No sé lo que hago aquí.
Mi amigo ya me ha traído una cervecita, y me invita a que me siente al lado de su amiga. Al principio me siento incomoda, pero poco a poco me voy relajando, la chica, que se llama Selene, me relata sus aventuras, es extrovertida, y muy simpática, tengo la sensación de conocerla de hace tiempo.
Mi amigo se disculpa, y se dirige al baño a darse una ducha.
Selene sigue hablando.
-Me encanta tu melena – me dice mientras me la comienza a atusar
No le contesto. Me mira fijamente a los ojos, y sin decir nada me pasa los dedos por los labios, me sonríe picara. Mi amigo sigue en la ducha, oigo el agua correr. Se acerca, y noto el aliento cálido en mi cara.
En otra ocasión me hubiese retirado a mi casa antes de dejar que continúe esto, no estaba bien, hace un momento esta chica había estado con mi amigo. Pero estoy con hambre atrasada, y cualquier caricia es bienvenida. Cierro los ojos y me dejo hacer.
Noto sus dedos acariciando mi cara, recorre mis facciones lentamente, como si las estuviera estudiando. De pronto la noto más cerca, no quiero abrir los ojos, comienza a besarme suavemente, su lengua entra en mi boca, le sigo, la beso, y las manos comienzan el juego. Nos tocamos, poco a poco, nos intuimos, nos recorremos.
Mi coño a estas alturas en una fuente de fluidos corporales, siento calor ¡mucho calor!
Selene se mueve con mucha habilidad, su mano se introduce debajo de mi falda, la yema de sus dedos encuentra mi clítoris, lo noto palpitar, estoy mojada, ¡empapada! Yo me pierdo en la curvatura de su cuello, en sus hombros. Iba dejando caer besos, mordiscos, lametones. Me sostengo con el codo en el sofá, e intento abrir al máximo las piernas para dejar paso a sus pequeñas manos, me inclino hacia detrás, y choco con algo. Es mi amigo, no sé cuánto tiempo lleva ahí, ni me había dado cuenta de que la ducha ya no se oía. Me sujeta por la cintura y deposita un beso en mi nuca.
– ¡Quítate la ropa! – me susurra
Yo obediente me desprendo rápidamente de la blusa y la falda, seguido él me desabrocha el sujetador, me lo quita, cae al suelo. Selene desliza mis bragas por mis piernas, se quita las suyas y me invita a bajar a lamerle a ella. Esta húmeda también, deslizo mi lengua alrededor de su clítoris, haciendo círculos. Noto a amigo detrás, discreto, me acaricia las caderas, la espalda.
Selene gime, cada vez con más intensidad. Siento la necesidad de penetrar su vagina con mis dedos, introduzco uno, luego dos, comienzo a hacer movimientos circulares, voy lo más arriba que puedo, como intentando encontrar el límite. Atrapo su clítoris con mis labios, para succionarlo a mi antojo ¡Ella se retuerce, me excita verla así!
Mi amigo se está masturbando, reconozco el sonido. Comienzo a masturbarme a mí con la otra mano. Sigo absorbida por las sensaciones, quiero hacer que esta bella ninfa se corra, quiero notar como su cuerpo se estremece mientras la recorro.
El ritmo es ya frenético ¡No aguantará mucho más! Noto un movimiento brusco a mi espalda, siento como mi masculino me penetra, y se acopla a nuestro ritmo. Sigo con los ojos cerrados, es imposible describrir el cúmulo de sensaciones que tengo en este momento. ¡Estoy extasiada! Siento que el orgasmo es inminente, Selene grita de placer, se corre primero, mi amigo le sigue, y finalmente yo, la comunión ha sido perfecta.
Nuestras respiraciones siguen aceleradas mientras intentamos coger posición en el sofá. Nos sonreímos, y una risa floja comienza a oírse, cada vez más sonora. Las carcajadas salen sin control de nuestras gargantas, lloramos, lloramos de risa.
Ha sido muy divertido, toca retirada. Me despido, mañana será un gran día, aunque esta visita fugaz ha puesto el listón de mis expectativas muy alto.
Tendré que esforzarme, pero nada que una gatita del averno no pueda conseguir. Buscaré un gatito callejero juguetón, ¿algún valiente por ahí?